Procurar acostarse y levantarse regularmente a la misma hora.
Exponerse durante el día a la luz natural y mantener el dormitorio oscuro durante el descanso. Nuestro organismo relaciona los periodos de sueño con la oscuridad y los de vigilia con la luz del día.
Llevar una dieta activa. El ejercicio físico moderado ayuda a eliminar el estrés y por ello contribuye a la mejora del descanso.
Relajación
Relajarse física y mentalmente antes de acostarse realizando actividades como un paseo nocturno que nos ayude a desconectar de los problemas diarios, un baño de agua tibia que permita relajar nuestra musculatura, leer un libro...
Cenar de forma ligera. Las cenas a base de alimentos “pesados” o excesivamente copiosas requieren una digestión mucho más lenta.
Es importante ventilar la habitación diariamente y mantener, a la hora de dormir, una temperatura media de entre 18º y 20ºC.