Antiguamente los colchones constaban de una funda rellena de materiales orgánicos como paja, lana, hojas, etc, que eran nido de pequeños insectos (ácaros, pulgas, chinches) por lo que había que ventilarlos y airearlos periódicamente. Los colchones de lana fueron populares en Europa hasta bien entrado el siglo XX. En algunos países, existía la figura del colchonero que era un profesional que viajaba de pueblo en pueblo aireando, rellenando y ahuecando los colchones de lana. En el siglo XVI se lanzó en Francia el colchón de aire que gozó de un limitado periodo de éxito, al igual que en el siglo XVII en Londres. A principios del siglo XVII se lanzaron en el Reino Unido los primeros colchones de muelles. El problema es que al tratarse de muelles cilíndricos no se comprimían sino que se vencían hacia el frente y los laterales. A mediados de la década de 1850 se comenzaron a fabricar, todavía de forma artesanal, muelles cónicos que facilitaban su compresión vertical. Uno de los colchones más populares en Estados Unidos fue lanzado en 1925 por el fabricante Zalmon Simmons y se denominó Beautyrest.